La conferencia que mas me impacto, por su retrospectiva histórica, fue la de Virginia Sanchez Navarro, quien actualmente se puede encontrar en el sitio www.sintoniadiosa.com.
Virginia propone un vocablo para hablar de la historia de la gestación y de la menstruación en nuestra especie, y la nombra con un neologismo "Gestoria". En su conferencia, de unos 50 minutos de duración, hace un repaso por las distintas etapas de evolución humana, desde los primeros primates hasta hoy.
Uno de los puntos que mas me impacta en la Gestoria, es el momento de domesticación del instinto sexual. Esto es, el momento en que la hembra humana comienza a menstruar y a ovular en momentos diferentes del mes. Esta diferenciación del ciclo es lo que luego nos permitirá elegir cuando concebir y cuando no. Marca una etapa evolutiva de nuestra especie que nos diferencia del resto de las mamíferas. Por eso es que se habla de una domesticación del deseo sexual, ya que la hembra humana, puede sentir deseo sexual no solo para la creación de un nuevo ser, sino también, por el deseo sexual mismo.
Con este salto evolutivo, las mujeres humanas, dejamos de tener un ciclo solar, regido por el celo o el estro anual que aun hoy tienen las mamíferas de otras especies, y pasamos a regirnos a través de un ciclo lunar. Ya no menstruaremos como las perras, por ejemplo, que lo hacen una vez al año y la sangre se manifiesta como señal de que esta fértil para la concepción, sino que la mujer comienza a menstruar 13 veces en un año, en un ciclo solar, regida esta vez por las lunaciones, que le van a dar 13 posibilidades de concebir. Es aquí, durante el neolítico, que a través del ciclo menstrual y los ciclos de la luna, se comienza a comprender y a domesticar los ciclos fértiles de las siembras y las cosechas.
Aquí, es cuando se comprende que mujer, luna y tierra se manejan con un mismo ritmo, con una frecuencia que se sincroniza y les permite a las comunidades neolíticas dejar de ser nómades y arraigarse en un lugar especifico, eligiendo cuando y qué sembrar y también cuando procrear.
Se reconoce así, el pulso de la naturaleza sincronizado con la mujer, la luna y la tierra.
Ese ritmo de 13 latidos sigue sintonizándonos aun hoy.
Nuestro ciclo menstrual nos sincroniza ademas con las mujeres con quienes compartimos mucho tiempo. Compañeras de oficina, hermanas, madres, amigas comenzamos a menstruar y ovular al mismo tiempo. Si a esta observación le sumamos la de las fases de la luna, comenzaremos a percibir la sutil energía cíclica que nos envuelve mes a mes.
Muchas mujeres reconocen un potente cambio a partir de que toman conciencia de las fases del ciclo femenino y dan cuenta de que disminuyen las molestias y dolores pre-menstruales.
Podemos comenzar a investigar en profundidad los cambios de energía que tenemos mes a mes y usarlos a nuestro favor para las distintas tareas que tenemos a cargo.
Hacer visible lo cíclico, dejar de hacer "como si nada pasara", es dejar de hacer un gran esfuerzo para mostrarnos lineales, como muchas veces esta vida moderna lo demanda.